“Puedo ir por aire o tierra/ e inquieto llegar hasta ti. / mi piel a la tuya cual garrapata se aferra/ no hay insecticida que te aparte de mí”
Caminas incansable como una hormiga,
pretenciosa por saberte mi abeja reina;
te ocultas como polilla, deseas que te siga
y yo envidio a la brisa que te despeina.
Abres tus alas como si fueras mariposa
y pareces juguetear alegre con el viento.
Tienes tu luz, como luciérnaga hermosa
y yo cual gorgojo ni cansado me siento.
Mis manos, tal como insistentes piojos,
desean en tus cabellos ahora enredarse;
quizá como mínimas pulgas ven tus ojos
besos que en tu boca quieren posarse.
Te sigo persiguiendo y canta la cigarra,
enredada en la tela que la araña le teje;
me pareces libélula que veloz se agarra
a la chinche furiosa que de mí te protege.
No parezco una mosca pero igual evitas
a quien como termita ha de devorarte
mil cantos de grillo con letras infinitas;
lento como escarabajo quiero entregarte.
Decido pararme, no soy saltamontes, no…
hasta en mi cielo existen las nubes grises.
No soy una avispa que su aguijón perdió
ni soy cucaracha para que ahora me pises.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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