Se me nota en la voz,
ya no grita,
no se desgañita,
desde que me desperté
y te encontré.
Entre tantos corazones,
ya no busco razones.
Empezamos de cero,
Solamente hay un pero,
No te puedes ir
Sin decirlo primero.
Hay días que todo parece extraño,
Pero ahora
juntos de la mano,
con cualquier cosa me apaño,
Tenerte es un regalo.
Frente al precipicio
sordo y oscuro,
Busco la luz de tu mirada,
más valiosa
que cualquier razón mundana.
La razón al fin doblegada,
domada,
ojalá no busque razones,
nunca más.