Raquelinamor

SAL

Que la Sal fuiste a mi vida, 

de amargo sabor dadora,

cual cìcuta encantadora,

que envenenò esta saliva,

y enfermò a mi corazón.

 

Con o sin tener razòn,

al nacer de la alborada,

me diste a beber amor,

en una copa manchada,

me llenaste de tu pasión,

y terminè enamorada.

 

Pero hoy mi cuerpo deplora,

tener  arraigo malsano,

deseando tu Sal ahora,

cuando ya se acabò la aurora,

y no es pan dulce el verano.

 

Pero terca soy y he sido,

fuì tras milagro perdido,

y entreguè todo de mi,

apartada del olvido,

estando cerca de ti.

 

Aunque ayer por eso sufrì,

humillación y desprecio,

y quedando  ante los hechos,

como la propia aprendiz,

pienso ¡Que estùpida fui!

 

Entonces no tengo opciòn,

Sal, sal de mi vida ahora,

por siempre y sin condición,

ve a salar a otra señora y,

tambièn envenena  su alma,

 

Tal vez resulte al contrario,

seas tu el sexagenario,

que pierda su amparo y calma,

rogando a su  escapulario,

y  te quedes sin salario.

 

Ya no me quedarè pendiente,

de lo que pase contigo,

te sacarè de mi mente,

y si necesitas abrigo,

acércate a una serpiente,

ò vè y fròtate de un ortigo.

 

Raquelinamor

Agosto 4, 2019