En tu silencio de nube dormida
reposa el sonido de mi desdicha.
Un callado sueño de alma muerta.
Un horizonte sumergido en la nada.
Regados sobre una piedra gris,
los sueños que tejí contigo se diluyen
como un manto de humanidad perdida.
Allá estás, solitaria con tu desdén,
sobre una montaña de frío abrigo.
Del otro lado de la Luna
me esperan sus besos.