Llego tarde a su funeral,
nunca supo ser el muerto,
y en su última cena pidió,
una sopa de huesos.
Sin que nadie supiese,
en sombras siguió viviendo,
buscaba su amor de días
y de noche sembraba besos.
Encontraron su tumba abierta,
una tarde gris de Agosto,
con flores radiantes y frescas,
un escrito que decía...
¡Ahora vuelvo!