¡Callate Loba! basta ya, acalla tus aullidos,
nadie mas desea escuchar tales quejidos,
ni siquiera las bellas noches de luna llena,
oìr quisieran los lamentares de tu pena,
menos aùn el corazòn del hombre perdido.
Del tiempo no pierdas el tic-tac de la vida,
grita la luminaria que solìa ser tu amiga,
porque extasiada y furtiva juega con el viento,
mientras fuerte silba el aire tu feroz tormento,
despertando divinos placeres que mendigas.
Hoy condenada a no ver el sol, sientes su fiebre,
y guardaras para ti a ese fuego que mancilla,
pues, arrojada es la pasión, solitaria semilla,
Naufraga, pero algo habrà de conducirte a la orilla,
a germinar en otra presa de amor y seàs libre.
Loba, ama esa cruz de plata y escarlata,
tan clavada al triste corazòn de fina lata,
resignada a perder, acepta inevitable huida,
y jamàs pretendas el poder cambiar la vida,
pues, sombra del recuerdo es la condena que te ata.
Las aves jubilosas no cantan junto a ti,
ni ilusiones iluminan regocijo en las noches,
las luciérnagas al pasar apenas vigilan,
y mientras se apaga tu cuerpo en oscuro frenesì,
por aquellos sueños de futuro que se anidan.
Y los agrestes bosques esperan entonces,
ver tu figura descender los grandes montes,
para exhibir en tus colmillos las fracturas,
de tanto horadar mundos sempiternos de locuras,
y en cruel desventura los fracasos del ocaso.
Ve a beber el agua de los rìos que no cesan,
y llena esa vasta oquedad hùmeda y frìa,
bañate en belleza y deja correr mar de tristezas,
llora sola los rocìos y en silencio reza,
pero siente en ti, regresar lúcidas alegrías,
cerca de otro cuerpo con gentil sutileza.
Porque en la hondura se fragua lo imposible,
y del ruido ensordecedor, escucha el silencio,
pues, serà la ùnica paz que te hablara al oìdo,
y tal vez al querer intentarlo, lo haràs plausible,
yo el destino, junto a ti estarè y acompañarè tu alma.
Y desde la alta cumbre saludarè a los cielos,
elevada, me vestirè de rosas y serpientes,
a los hombres abrazarà mi espìritu demente,
atada al cordel del tiempo, recorrerè tu suelo,
y pisarè con fuerza tierra de mi desconsuelo,
hasta encontrarme sin ti, citada con la muerte.
Volarè valles, caminos, océanos y confines,
te pensarè feliz, loba interior con los delfines,
perfumada de azahares, rodeada en cirios,
entre tupidos arbustos, vestida de jazmines,
como un poema màs en mis ùltimos delirios.
Raquelinamor
Agosto 8, 2019