¡Oh quijote glorioso,
que te alzaste a los molinos,
con tu porte majestuoso,
trazando nuevos caminos!.
¡Qué importa si la razón
De tu vida, son locuras,
Si cabalga el corazón,
En todas tus aventuras!.
El sancho de sobra sabe
Y también tu rocinante
Que cuando algo suena grave
Es tu norte fascinante.
No hay miedo que te corrompa,
Ni devenir que te haga preso;
Si la meta a toda pompa
Es, de Dulcinea su beso.
Ya quisiera en tu locura
Yo compartir un jumento
Y lanzarme a la aventura,
Pa´ olvidar mi sufrimiento
Esperando que al fin vea
Esa mi hidalga campaña,
Aquella mujer extraña
Que es mi esquiva Dulcinea.