(I)
Mi corazón...
es ave que palpita,
se columpia vanamente...
en la copa descorazonada de los cedros.
Su talle adusto de lirio herido...
su ternura desgarrada apenas grácil,
en los campos desnudados de la brisa.
De su labio
flor de estaño...
sueña el sueño
que es premura,
esbelto campo sin arado.
De lluvia y nácar...
de albura y rezo,
la gardenia
desbocada...
en la fuente desnudada
de su beso.
(II)
Quiso volar en tí...
como sólo lo saben hacer
los sueños imposibles.
Como la espuma
de los mares...
abatida en espirales
inconclusas
al calor de su presente.
Estrellas en su decoro
visten una corona...
de laurel y mirto,
de amapola y jazmín...
generosa, zaherida
y extrañamente cautiva.
Vanamente empobrecida
y descuidada...
junto aquella dama cristalina
de pecho generoso
y corazón valiente.
Nada se abate
impuro y sostenido...
sobre la tierra negra
y diletante,
nada...
como el ángulo
oscuro del crepúsculo,
sobre el alma generosa...
desnudada a su socaire.