Nadaré en el verde piélago de tus ojos,
me sumergiré en su profundidad verdemar
para en sus glaucas sinuosidades encontrar
las llaves que me permitan abrir sus cerrojos.
No continúes siendo la causa de mis enojos,
permíteme libre por el océano vagar
para rendido a tus pies poderme postrar,
oh implacable y cruel vengadora, de hinojos.
Admirar quiero las verdes gemas de tu encanto
postrado a tus lindos pies por toda la eternidad,
antes que verlas humedecidas por el llanto
que rompa los dulces embrujos de tu beldad.
Deja que te contemple en tu sublime belleza
liberando así de mi corazón la tristeza.
Canciones de amor.