Tengo que inspirarme en este cielo
para decirte amor cuánto te quiero.
Aunque el tiempo se ha ido
el reloj que subsiste
alimenta mis días de amores y sonidos.
Caminemos un rato sin pensar
sin hablar sin correr.
Recreemos las noches que
los dos florecimos envueltos en las sábanas
sedientos de la savia
que a los dos nos rendía.
Aunque el tiempo ha pasado marcando su presencia
en el alma juguetea la imprudencia
y las centellas explotan su arrebato.
Beatriz Ojeda