Desde la frágil piel yaciente en cuerpo muerto, donde
la sensación yace inmersa en insensible desierto.
Continente incapaz de vibrar por un fugaz sueño.
Con un seno sin flor cobijando corazón muerto.
Imposible pensar en un cambio hacia lo profundo,
un viraje fatal que colisione los dos mundos.
Totalidad y desapego al sentir en el pecho,
la sangre se niega otra vez a recorrer el cuerpo.
Desde tantos mirares de mirar las soledades,
En negada ilusión y observando la misma nada,
como un relámpago sutil encontrar tu mirada
que al mirarme profundo me vi impostando mirada.
Un suspiro crucial, ese halo de una nueva vida
que desde la tierna niñez mi cuerpo no sentía.
Fue capaz de cruzar mas de mil años de pereza
trayéndole a mi ser, casi moribundo, presteza.
Fantástico fue en explosión el mismísimo tuétano,
dotándole de energía al corazón de mis huesos.
Un bruñir de la loca sangre recorriendo el cuerpo,
llevándole a mi piel húmedo sudor que da el género.
Sentir desde el vientre crecer al gigante silente,
que en mi mente implantó tantas fantasías latentes,
donde en cuerpo vibró la explosión de los sentidos y
desde la intimidad palpitante perdí el atino.
Todo fue revolución con curso desconocido,
un brillo en los ojos que refulgió sin el sentido,
en invasión la humedad llenó mi boca completa
la que sólo quiso saber el sabor de tu boca.
A.B.A. © 2017
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires Argentina