No quiero que te desnudes así de rápido,
Déjame descubrir tu cuerpo con mis manos,
Hay que asesinar al pudor lánguido,
Nuestro encuentro será totalmente insano.
Voy a acariciar la seda que cubre tu ser,
Tu boca adormecerá a mi intranquila calma,
Yo profanaré tu paraíso de mujer,
Y tú, como la poesía, tócame el alma.
Tratemos que la rutina no nos aplaste,
Enamorémonos cada día y a cada hora,
Hagamos historia sin ninguna demora,
Tiene que ser eterno, lo juraste.
Te toca conquistarme como la primera vez,
Róbame con tus besos, el aire que respiro,
Déjame amarte eternamente y al revés,
Róbate mi vida y mi último suspiro.