Con su sangre española, y del Inca sus venas,
el cantó con el alma, del turquí, del turpial,
y sintió en sus entrañas el sonar de las quenas
en unísono coro con el arpa imperial.
En su pecho anidaba, de Atahualpa el linaje,
con la noble hidalguía del león español,
y con estro divino le rindió vasallaje
a su origen incaico, que es origen del sol.
Con su lira imponente el voló por los Andes,
navegó por el Ebro, cabalgó por Navarra,
de Pulcara poeta; mosquetero de Flandes,
y gallardo cacique, con estampa bizarra.
Con trompeta de Iberia, y trombón argentino,
las praderas colmaba con sus rimas vibrantes,
y llevaba en su pecho el vigor bizantino
que heredara del grande don Miguel de Cervantes.
Con perfil espartano, parecía un guerrero,
con penachos de versos, conquistando el Edén,
el Edén del Parnaso, donde vibra altanero,
su poema sonoro, con soberbio vaivén,
Tempestuosa su vida, semejaba cantares,
de aquellas epopeyas de Días de Vivar:
\"Autóctono y Salvaje; cruzó todos los mares
en Santa Poesía, soñando sin parar.
El fue de nuestras tierras cantor por excelencia,
pintando los paisajes de incógnitos rincones,
su pluma fue paleta de gran magnificencia,
llenando de colores, y luz, los corazones.
Por eso le dedico mi canto con orgullo,
orgullo de las castas que amara con fervor,
que tienen de los gauchos románticos murmullos
y portan de Castilla su escudo vencedor.
Autor: Aníbal Rodríguez.