Hoy te traigo a mí y
mi corazón desvanece en el vacío
Pero no volveré, aunque tu voz
la siento en mis oídos,
cual susurro del viento
que me ahoga en un suspiro
Hubiera querido detener tu mirada,
y haberme quedado en la dulce estación de tu sonrisa
y así negarme a tu partida
Pero en el silencio de mi añoranza,
apago el sol,
para entregarme a la noche
y tu nombre se convierta en mi poesía