Te traigo la luna si quieres
Sola te vas yendo pero te agarro,
porque te quiero siempre aquí conmigo,
sin ti arruga seré cual un pan de higo
que se cociera en lento horno de barro.
Obsérvote a diario correr las calles
de arriba abajo, como alma que el diablo
lleva para que alumbre su retablo.
Que no marroneen mis verdes valles.
¡Por favor te pido no me abandones!
¡Por favor ya no surques mis mejillas!
Ahora te pido dos mil perdones
si algún día por gruñir en rencillas
te dejé compuesta, y con jirones
en tu veste de nácar y puntillas.