Dejo este mi querer aquí,
para que el viento impío
lo esparza en ignota lejanía.
No quiero desatino en mi pecho,
ni un por qué sin fin obsesionado,
ni lento sentir petrificado,
que deje a mi lado
sombra de alas perdidas…
que la culpa de no es del diablo,
es solo de mi suerte impía.
Marlene Carrillo Vela