Llegan demasiado tarde
cohetes y actos oficiales,
naturalezas y bodegones
para mi autorretrato pintado.
Llegan en un tren con retraso,
imágenes descoloridas, de un pasado
sin pasado, de un presente inexplicable,
de un futuro en la oficina del paro.
Se alzan de su estrado, señorías
con el pelo ralo, vociferantes melodías
del hombre del saco.
Llegan apuñaladas las flemas del vaso,
los trozos de limón, las aguas con feldespato,
las miradas del rincón con sutileza de gato,
y los tristes limpiadores con el sol y sombra
de garrafón.
Llego tarde como de costumbre, a mi boda,
a las novias por las nubes, a los almohadones
de rigor, y a las medias de terciopelo, que me
cansan y me agotan.
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