Abro mis ojos
Y tu te enciendes como un diamante en la distancia
Abro mis ojos
Y tu húmeda luz llega... como un destello malherido
Al parecer...
Hoy, a elevado su voz el triste y mágico desencanto
de nuestros hechos
Es nuestra memoria. la que se cristaliza y cae como la lluvia
por la ventana del tiempo ya vivido
La piel de lo imposible se levanta
Una sombra indolente llega... nos abraza y nos besa
en las mejillas
Y a nuestros pies
Los últimos ensueños nos esconden sus caminos
Quizás pueda más nuestros resentimiento
Quizás la estúpida intransigencia nos haga suyos
Quizás viviremos velando por siempre
y para siempre
este húmedo cádaver llamado olvido