Continúa, aunque es duro seguir,
aun si el cansancio
se hace llanto, aun si la mañana
tiene sospechas de sombras:
los ciclos permanecen,
tú ve y sé quien eres, y tan sólo
mantén tu frente en alto
invocando la paz de tu fe...
La paz de tu fe que conduce
y vela por el bienestar de tu alma,
esa alma de luz y de amor que mantiene
en resguardo cada paso,
cada suspiro y cada caída
que hay en el camino:
ese camino que todos andamos.
No temas a equivocarte
ni a cambiar tu curso,
pues habrá quien no edifique
ni apoye tu encomienda,
habrá quien te juzgue
sin comprender y sin saber,
y tantos habrán que te acusen
y difamen, sonriendo disimuladamente:
mientras golpean tu vida...
Que no te invadan rencores
ni resentimientos,
y tampoco te sientas culpable
ni te avergüences,
sólo hubo uno que fue perfecto:
desde entonces, en este mundo
la perfección nadie la ha logrado,
que nadie se decepcione
porque tú no lo seas,
ni te molestes al ver que hay
niveles a los que el mundo
baja sin inmutarse,
apártate y cuida esa distancia
para que esa penumbra no invada
el fulgor de tu espíritu.
De verdad: no te culpes
ni culpes a nadie,
el dolor acarrea más dolores
y hay luces que se extinguen
cuando cerramos la puerta:
cuando volvemos la espalda.
Extiende tu mano en bondad
y dale amor al mundo,
consigue inocencia y perdón para tu día:
ama y bendice y perdona con sinceridad,
sin importar más nada,
sin recordar las mentiras
sin reprochar las heridas,
sabiendo que tu integridad
se aloja en un corazón limpio
que sólo sueña con la paz,
y que tan sólo con esa fe
de amar y de amor:
vive.
...Quiero vivir: con una espina en mi pecho,
morir: con una pluma en mi mano...\"
D. R. ©