Explorar las estrellas y sucumbir en la magia.
Atravesar con la mirada cada hoja del árbol,
descifrar los mensajes que llegan y arropan, y curan y calman.
Respirar el dulce aliento de un encuentro entre humanos.
Derrochando fuerza y perspectiva.
Cultivando voces en el huerto para el mañana.
Abrazando el ahora, para siempre.
Como Borges, decorando mi propia alma.