Para:
Luis Gabriel
y
Samuel Alejandro.
Dos pequeños arroyos
que han regado mis abruptos senderos
para quitar despojos
de un sinuoso camino.
Luis y Samuel cual nuevos aladinos
quieren iluminar a un mundo entero;
sus manos pulsarán
la lira de mis sueños,
como valientes mirlos
que harñan hogar hasta en los nidos ciegos.
Sus hogares harán en un mañana,
hasta en las peligrosas aguileras,
porque tendrán el temple
de abrir todas las brechas
sin importar las creces,
como han hecho sus padres
y también el abuelo,
iniciando otra senda
y buscando otros lares.
Salud, pequeños míos,
continúen el rumbo
hacia un país distinto,
una patria distinta,
sin pensar avalúos.
Sí, los tiernos sentires en sus vidas.
Adelante, pequeños,
como nuevos pastores,
como nuevos aedos
y así serán sus dones.