Cuando alguna vez te cuento
cuánto te he echado de menos,
no me crees, siendo cierto,
tú piensas que me lo invento.
Adivino, por tu gesto,
que piensas que te lo digo
para quedar bien contigo
y te resulta molesto
ese halago recurrente.
Puede que tengas razón,
mas ¿qué es esta desazón
que siento si estás ausente?
Para evitar tus enojos,
mejor que no quede rastro
de la nostalgia que arrastro
cuando no te ven mis ojos.
© Xabier Abando, 04/10/2018