Volver a empezar, sin importar el cansancio, los fracasos o la soledad.
Mirar al horizonte conservando la esperanza de un mañana mejor, solaz;
con la certeza de poder, confiando en tu capacidad, tus ganas de triunfar.
Volver a empezar, sin importar la edad y mucho menos el qué dirán,
ni aquellos que quieren verte arrastrar o tu lento y doloroso agonizar.
Volver a empezar, con la experiencia que dejó tu emigrar;
las ilusiones, los logros, las lágrimas (trofeos) en tu lento peregrinar.
Volver a empezar con tu mochila cargada de ilusiones, de buenos recuerdos,
de amigos sinceros que velan tu andar, de amores que engalanan tu caminar.
Alzar la frente contemplando el horizonte, siendo agradecido por todo lo recibido,
superando la tentación de detenerte, darte por vencido cayendo lento en el olvido.
Sí, volver a comenzar sintiendo tu mano en mi hombro cansado, que no estoy solo pues estás a mi lado. Tu sola presencia me hará alcanzar lo tanto anhelado. Agradecido por estar a mi lado.