Hubiera puesto por tí mi mano,
sin embargo me la habría quemado,
fue tan dura tu felonía, tu traición,
Que respecto a la amistad cambio mi corazón.
Me dejaste de hablar sin ningún motivo,
simplemente por la más oscura de las pasiones,
la irracional y vengativa envidia,
y yo pobre de mí durante años trataba de entender tus motivaciones.
Eras mi mejor amigo,
al que puse inocentemente por delante,
de los que me quieren, los de mi sangre,
mi dinero siempre te lo presté y te lo deje.
Quizá por eso, por mi inocencia,
mi confianza, mi buena fé,
me decepciono tanto tu indiferencia,
y sin duda respecto a la amistad cambie.
Muchísimos años después ,
sin motivo aparente,
intentaste volverte a acercar,
pero yo ya contigo era un ser inerte.
Que mala y triste es la envidia,
Que enfermedad más mala,
como pudre al que la sufre,
y como hiere al que la siente.