Diego Nicolás García Contreras

Nada al surlo (7)

La realidad existe a medida que es conceptualizada.

Dios por ejemplo;

nadie puede negar su existencia conceptual.

El amor;

Combustible que hace cosas excelentes. 

No está en todos lados,

está en el presente.
Lo aparta la mente.

En momentos como este en que confundo lo que siento,

bien adentro, profundo, vuelvo a ser siniestro.
 

El corazón del sabio siempre está a su diestra.

Titila mi pupila,

tirita mi verga.

No es gigante, pero es venosa y rebosante. 

Repleta de la composición que guardaré siempre conmigo

Aunque me tientes diablo.

No seguiré tu juego.

No sé cuando, pero el piquero es inminente. 

Lanzarse al vacío menester es.

Nada al suelo,
porque como concepto es inmundo.
Acumulador de pensamientos que arrastra el viento.

Se quedan allí abajo.

Alcantarillas llenas de boletos.

Beben acongojados los pesares del mundo en silencio.

No recojas nada del suelo,
ni al anciano que yace despellejado al rumor del final eterno.

El suelo;
base de nuestros finales.

Obstrucción asfáltica de lo que temo.

Anoxigenio;
Mal de males,
error de errores.

Y aquí me tienes nuevamente evadiendo.

En una cama roja,
y lo que sujeta mi boxer se escapa azul por un agujero del jeans. 

Como un pajaro que aún no se moja, pero se extiende al vuelo.

Y titila como el fimamento.

Por lo menos, cada tanto lo agarro.

Lo acaricioy lo muevo en círculos.

Para atraer la primavera de tu paladar aventurero y sentirme ocupado.
En su impetu pasajero 

De querer estar entre tus senos.