Colores difuminados
ensalzan nubes celestes
entre algún escaso rayo
del sol que ya está en poniente.
Atardecer anaranjado
en éste día de calor
ocultando a los humanos
la luz del astro Señor.
Ya pasean las parejas
por los parques y los prados
sus sentimientos expresan
cogiéndose de las manos.
Mas con la huída del día
no se ha alejado el calor
los sofocos, la calima,
hierven el corazón.
Y, alborozados, los niños
corretean entre risas
lanzando sus alaridos
a través de sus boquitas.
Los mayores, en silencio,
se sientan en algún banco
para observar a terceros
sus vidas, que van despacio.
Otro día que se aleja
y que muere lentamente
que sólo deja recuerdos
en nuestras vidas presentes.
Y el sol ya nos hace un guiño
con su último haz de luz
y saluda a las estrellas
que persiguen su inquietud.
Y ellas miran hacia abajo
como se apaga la luz
de algún alma que penando
hoy abandona su cruz.
Déjanos, muerte traidora,
ver un nuevo amanecer
no te vistas con tu traje
del tardío atardecer.