De la ternura y la distancia apenas
tengo un recuerdo,
sobrevivo sin encontrar mis pasos
y no espero que el tal vez, el hoy o el mañana
no hagan presa fácil de mis carnes
atormentadas y doloridas por el fatídico hacer
y no hacer nada.
Irrenunciablemente dejé atrás olvidos
en cada gajo de los días desgajados,
partí rompiendo rutas de otros tiempos;
creí, que deshaciendo penas
también estaba haciendo.
Ahora, digo cosas tal vez dichas
y no me avergüenzo,
muriendo sin cesar otros también están viviendo
así, sin ser y no ser nada
también vivo, y viviré aunque haciendo bufonadas.
A punto estuve a veces de encontrar la nada
y la nada -que de por sí ya es historia-
huyó de mí sin motivo;
en otras, -creí como todos-
que podría caminar sin hacer ruidos,
pero, el chasquido de los días hecho llanto,
el compás de corazón golpeando el pecho
abolieron mi exigua calma (si la hubo)
mis incongruentes gestos y mis ansias.
Mezclé, mi inquietud y mi esperanza
con ese devenir inexplicable de los astros,
se fundió mi parecer y mi distancia
cuando emprendí -a pesar mío- esta erranza...
Ya no hay ayer, ni mañana
solo hay tardes,
el largo trajinar se ha recostado en el camino
ya no hay futuro, ¿para qué seguir?, tampoco dudo
que no hay presente, ni ayer, ni el mañana.
Bolívar Delgado Arce