Me adentré en las aguas
serenas del mar
y logré caminar
sobre sus olas quedas,
Pude contemplar tu barca
que suavemente se mecía,
Donde tus versos fulguraron
Como la ardentía,
En cada noche de verano.
Otras veces mirábamos
La noche estrellada,
Tocando los luceros
Con nuestras miradas
y al momento de encallar la barca
Pude divisar tu silueta;
llegabas de alta mar
De recoger caracolas,
Para poder escuchar
Los gemidos del mar,
Cuando lejos de éste te encuentres.
Marinero...
Vas rumbo a lo ignoto
Lejos de mis brazos,
Lejos de mis olas.
Desde ahora te espero,
Con mi corazón
Cargado de anhelos.
A ver si algún día,
Tu bajel navega
Otra vez estas costas;
Para verle partir en dos
Mis furiosas olas.