A través del verde follaje,
junto a la fresca fontana,
te descubrí una mañana
en medio del tupido boscaje.
No sé qué encubierto ropaje
permutó en figura humana
aquella cervata lozana
que retozaba en el paraje.
Con peine de plata y marfil
peinabas tus blondos cabellos,
mientras tu esmeralda mirada
espiaba en el espejo añil
el brillo de tus ojos bellos
y el color de tu faz rosada.
Canciones de amor.