Poema XXI
(inédito)
puedo escribir que en su rostro
quedaba vieja esperanza
sin alimento, casi sin pulso
y que el agua era (se le ocurrió pensar)
una especie de nuevo dólar en transición
pero vivo. Los veía traficar con agua viva, sedientos
como nadie percibe estos sutiles cambios
ella, ella que pensaba, pensaba
las baladas más tristes esta noche
en la hélice del pensamiento
en el tránsito de su esmerada desaparición
escribiría por ejemplo:
mi vida está estrellada
bendita la tecla, el golpe de luz, la magia
que permiten la orgía en la demencia del destierro
de este velódromo pixelado
cuánto daría por tenerla, por esculpir su griterío
de traumada analfabeta,
y tiritan, azules, mis muñones, tan cerca…
como en el patchwork
pelando, escalivando,
con paciencia demente
voces enteras
pedazos de presencia, íntegros
juntos, desbordando los jugos de los mundos
al calor de la espera que tizna
y escuece en la paciencia
o el otro lado de la lentitud (el trigo)
a la sombra
mientras el viento de la noche…
hay que apretar bien fuerte la boca
sentir el dolor en la raíz de los dientes cuando estallan
así se evita el cáliz del desangre
ella, experimento y guerra
locura en dosis de remedio
la observan y miran el reloj humano
único en el crematorio caníbal
aguardan
eficientes protectores de fetos abstractos
no obstante hostias no obstante
giran en el cielo y matan
¿Lo quisiste? ¿A veces, él también te quería?
toca mis varices, pincha
donde late el exterminio de ese amor
en noches como esta lo estrangulé con mis manos
antes de que él lo hiciera con su plastrón
lo vomité tantas veces en el cadalso profundo
cómo no haber odiado sus dientes afilados
era ese el ruido del que hablaban los muertos
la cadena en la bilis
la escupida en el tímpano
la rosa que esperaba
y que renace del coágulo
pensar que todavía la tengo
sentir que la he ganado
Sen.tir.lo