Darle la cara al pasado significa comenzar desde el principio, saborear nuestra propia versión de los hechos, sobrevenir de la mano con la realidad desde una mirada retrospectiva y sentir que tus propios ojos te ven, que tienes la oportunidad de hablarle a tus recuerdos, vivirlos, saborear lo bueno y aprender de los errores, caminar de nuevo entrelazando los dedos en ese hilvanarse juntos y rodar en la calesita de la vida.
Nuestras vidas fueron tejiéndose
en la singularidad de una pregunta
un poema inédito
comenzó a escribirse,
un sangrante libro estampó el capítulo,
lágrima escrita, invisible sus fonemas,
blanco folio, telón sin auditorio,
nos miramos proyectados
fusión de soledades,
arcoíris sin colores;
estábamos para sernos,
palabras abrazadas
en un eterno amanecer
una respuesta, una ventana
un laberinto sin retorno.
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