Algunas veces me detengo
a observar mis pasos
me doy cuenta que algunas huellas
encontraron la manera de seguirme;
que aprendieron a ser de la distancia
algo ficticio,
y que quizás sean indelebles hasta mi muerte.
Me digo a mi mismo
que no pudo ser de otra manera
pues irme sin memoria a mis espaldas
es ser nieve blanca que nunca deslizó
por alguna pendiente;
sabiendo que el cosmos
poseé engranajes
para el movimiento.