Una vez le has sido infiel
a la mujer que tú amabas,
nunca podrás reparar
el daño que la amargaba.
El sufrimiento infringido
fue minando su existencia,
no podía soportarte
con tu error se fue la esencia.
En tu propio egocentrismo
olvidaste a quien te amaba,
solo has pensado en ti mismo,
no en el daño que causaba.
Si en realidad la querías
vivíras atormentado,
por la torpeza que un día
con tu desliz has causado.
No habrá reposo en tu alma
pensando en la noche aquella,
ahora tendrás que purgar
el sufrimiento de ella.
J . Piñeiro