Divina naturaleza la de los cometas que deambulan los espacios.
Casi recorren libremente sin tiempo ni fronteras,
levemente contralados por el Sol,
que les permite recorrer distancias inmedibles,
viajando entre planetas que parecen inmóviles
aburridos en sus órbitas milenarias,
sin permiso para visitar a otros planetas,
sin fuerzas para escapar a otras estrellas.
Cometas y poesía son naturalezas perfectas.
Libre albedrío aunque no lo parezca.
Existen reglas que determinan su existencia,
pero ambos viajan en el tiempo,
muchas veces son impredecibles,
y a veces regresan.
Frank Calle (15/agosto/20199)