Alegres subimos a la montaña
para desde allí ver el verde mar;
a lo lejos pudimos contemplar
un negro nubarrón que el cielo empaña.
Gotas de lluvia mojan la campaña
formando reguerillos al azar,
que obligado nos es sortear
para ampararnos en una cabaña.
Tú tiritabas de frío a mi lado
con los ojos de lágrimas henchidos,
en tanto enojada me reprochabas
el haberte a la campiña llevado.
En mi pecho percibí los latidos
de tu corazón mientras sollozabas.
Canciones de amor.