Condenada a rendirme eternamente ante tus brazos
Me arrojo a tus pies suplicando clemencia.
Libérame errante caballero de este dolor que me atormenta!
Líbrame de tus besos o dámelos para siempre,
Pues la duda que hoy se cierne sobre mi alma dolorida
Aumenta este dolor y fortalece mi agonía.
¿E de vivir este amor o darte la despedida?
Háblame, por piedad!, que mi alma no respira.
Dame tus besos o vete, dame olvido o tus caricias.