A veces te recuerdo en los nardos
En la infinita soledad de deseos
En las tranquilas noches de ausencia
En los inciertos albores de días sedientos
En las calles
En los libros
En los cementerios
En el pan del desayuno
En la lejana melodía que ayer compartimos
En el borde de una estrella
En el ave mojada
En la humedad
En el lodo
En la lluvia toda
A veces te recuerdo en los nardos
Como la más pura ilusión
Que se niega al olvido