El dulce trino de la filomena
de armonía los átomos de la aurora
llena y un destello de cegadora
luz irisa el oro de tu melena.
Tu verde mirada estaba ajena
a todo el entorno que en aquella hora
te rodeaba. Eras encantadora,
pero indolente ante mi aciaga pena.
Te pido, oh ingrata, que te apiades
de este suplicante enamorado,
que has alienado con tus beldades
mientras tú permaneces sin cuidado.
Fija ya tu cruel mirada en tu manso
para que te pueda amar sin descanso.
Canciones de amor.