Oficio de enamorado
Ayer te estuve buscando y no te pude ver, buscándote como abeja al panal, porque cuando te conocí ya no pude cambiar mi oficio de enamorado.
Podría decirte tantas cosas, pero si te fijas en la forma que te imagino verdaderamente no me hace falta ninguna palabra.
Si el viento tuviera tu voz, seguro que mis pulmones tendrían celos de lo que oigo cada vez que suspiras, esos buenos momentos son los que verdaderamente no olvido.
Y es que eres tan gastronómica como la gelatina que tiembla cada vez que pienso en consumirte a besos, un colágeno divino disfrutado en los labios.
Por eso me llaman raro, por mi manera de ver los sueños, de verte a ti, de vivir en una nube, de pensarte, de poder amarte, mientras otros prefieren vivir en el suelo en un mundo lleno de idiotas.
Dicen que amar mata lentamente y yo contigo no tengo prisa en morirme.
Jordi Etresi