La chispa de un encendedor
prende una pequeña llama
La llamita enciende una hoguera,
la hoguera provoca un incendio
La chispa fugaz de tu mirada
encendió la llama de mi cuerpo.
La llama nos convirtió en hoguera
y en esa hoguera trasmuté en cenizas
Un soplido de tus labios
me tornó falena,
falena que vuela alrededor
de la luz incandescente tus ojos.
Nada se pierde
Todo se transforma
Ángela Teresa Grigera Moreno
Derechos reservados