vaga por las calles aquel niñito sucio y despeinado, harapiento y maloliente, flaquito y descalzo.
todos lo miran con recelo y huyen de el, mientras que la tristeza y el desconsuelo son tan evidente en el.
vaga por las calles como ido y en silencio, supurando esa amargura que lo va matando por dentro.
todos pasan por su lado, pero el es como invisible.
hace frio, y tiene hambre, pero nadie se compadece de el.
solo un perrito lo mira, le mueve su cola,le hace gracias por si una leve sonrisa se le dibuja en su cara.
el solo comprende de tristezas, el solo comprende de dolor. quisiera las caricias de una Madre o el regazo calido de un Padre consolador.
pero no tiene a nadie, solo una profunda tristeza y su inseparable perrito que a ratos le hace de su soledad, un poco mas tolerable.
hace frio, y tiene hambre. desesperado, busca entre las basuras, resto de comidas para saciar su hambre.
¡pero no consigue nada!
desconsolado, se sienta en la asolera de la calle, coloca su carita sobre sus rodillas y desgarradoramente llora.
la gente lo mira, y pasan; pero nadie se detiene a preguntarle que le pasa;
solo la brisa de la noche lo acurruca y lo abraza como consolandole en su desgracia.
de pronto una silueta se detiene justo frente a el. era una mujer.
ella le toca su cabecita, y el niñito la mira, y con la mas dulce de su mirada, la mujer lo invita a platicar.
el niñito le cuenta que no tiene ni Padre, ni Madre, que vaga solito por las calles, y que no tiene hogar.
la mujer no oculta su tristeza, lo abraza fuertemente, y lo besa.
ella al niño le cuenta que hace un par de años atras, esperaba a un hijo, pero era un parto de alto riesgo, y en un aborto espontáneo, perdio al que seria su unico hijo.
de ahi nunca mas pudo quedar embarazada; perdio la esperanza de ser mama.
ambos quedaron en silencio. un lazo invisible los unio. para esa mujer renacio la esperanza, y ese niño esa noche, una madre encontro.