Allí, en la transparencia finita de aquellas formas,
rojos intensos nos deslumbran.
Aquí, entre estas sábanas sin vida, pequeñas cargas iluminan mi manos de azules y rosas.
Allá, donde el cuerpo tiende a quebrarse,
la magia se apodera de las mentes y surgen sonrisas.
Aquí, donde solía lanzarme al vacío,
ahora encuentro paz, pero no falsa paz,
ni esa inquitante calma.
Yo, que deseaba dejar caer mi cuerpo al mar,
Reposo en él con mi cuerpo de humano,
Y está bien, está bien ser, como uno es.
Y todas esas bestias, siguen allí, pero son libres,
Están aquí, allá, nadan junto a mí,
Y yo, no soy la presa,
Pero tampoco he de querer ser el depredador,
Soy todo este montón de pensamientos,
En un mar tranquilo y sereno.
Y está bien, estoy bien, aquí, ahora.