Jose Luis Santiago

A FRAY LUIS DE LEON, SALMO DE MI VIDA

De niño me bautizaron

en aguas de hipocresías

y con el miedo me ataron

 

en mi infancia se confundían

enseñanzas y valores

que en práctica no se ponían

 

en la iglesia de pecadores

asistía a vacíos ritos

de malvados aduladores

 

en la misa los cretinos

hacían oraciones vanas

sin vergüenza y engreídos

 

todo esto lo observaba

y razonando por derecho

de la iglesia me apartaba

 

luche por lo justo, de hecho

en Dios yo no creía

debido al falso clero

 

con honestidad me sostenía

entre ladrones desvergonzados

que la falsedad los poseía

 

con placeres me tentaron

y negándolos llanamente

me insultaron y me apartaron

 

y estando casi demente

sin esperanza y derrotado

cante desesperadamente

 

de los vicios me fui apartando

y con lecturas entretenido

encuentro a mi Señor llorando

 

en una habitación metido

empiezo a ascender el pozo

marcado por el destino

 

asciendo y me lleno de gozo

y entre insultos y desprecios

Dios me instruye silencioso

 

me dice: mi amor no tiene precio

la renuncia es su esencia

la virtud es lo que aprecio

 

e instruyéndome en su ciencia

en placeres desinteresada

adquiero paz en la conciencia

 

con mi alma reposada

y a Dios sincero entregado

el me cobija en su posada

 

me recibe entusiasmado

dándome calor y abrigo

sintiéndome por el amado

 

y con su amor percibido

brillante y reluciente

tiemblo y lloro sobrecogido

 

una luz resplandeciente

una sólida fortaleza

tengo con Dios eternamente

 

es su divina realeza

un saber inconcebido

en pobrezas, su grandeza

 

en la humildad es ungida

la divinidad del alma

que llora de amor consentida

 

gran dicha es la calma

que Luís de León comprende

y con sencillez la ata

 

con rimas a Dios lo prende

saliendo de la cárcel

con sus versos contundentes

 

¿será Luís un Arcángel?

¿será un león apacentado?

no lo se, lo leo y entro en  trance

 

su poesía ha calado

en mi alma la alegría

y repito su Salmo alado:

 

Alaba a Dios continuo, oh alma mía

y todas mis entrañas dad loores

a su glorioso nombre noche y día

 

alaba y nunca olvides sus favores

sus dones tan diversos del debido

a tus malvados hechos y traidores

 

el te perdona cuanto has ofendido

y pone saludable medicina

y todo lo que en ti quedo herido