El árbol del inmigrante muerto.
Venir a recordar amigos.
Junto al cadáver de la celda de Marouane, el inmigrante.
Un mes ha pasado ya ;
Desde que murió de una paliza en su celda aislamiento
Y otro mes que pasará,
Sin que nadie sea culpable de su linchamiento.
El pelo al cadáver se le caerá.
Y vendremos a recordar
al cadáver del inmigrante.
Un mes y otro más pasarán,
Un año y otro le sucederán.
El cadáver del inmigrante perderá su joven rostro
Como en vida perdió su identidad.
Su cuerpo y su recuerdo en su ataúd se descompondrán.
Mientras jueces, policías, fiscales y directores de los centros
para inmigrantes, continuaran dejando más cadáveres a los que velar.
Y cuando sus amigos les pregunten que tal les va la vida
Les dirán que genial , tengo un buen empleo gracias al gobierno,
¡Un empleo del gobierno, si señor ¡
Un buen empleo del gobierno en un centro para inmigrantes, con el sueldo se lavan las manos de sangre y se calla la conciencia con la respuesta, me va genial tengo empleo.
Venir a recordar
Junto al cadáver de la celda de Marouna el inmigrante.
Para que no sea un cadáver más de los Cies.
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En el corazón del rincón de Montesinos en Vall d´Uixó se encuentra el árbol del ahorcado formando un claro junto una ladera de color pardo por la grisácea roca madre que solo deja crecer esparto y tomillo en dos dedos de tierra polvorienta. El árbol del ahorcado se encuentra rodeado de enredaderas y lianas que cuando florecen en primavera y el viento sopla, forman la figura de una persona ahorcada mecida por el aire, porque en este árbol se ahorcó un campesino hace ya muchos años, y el árbol lo recuerda. Ha sido aquí, en este enorme árbol al que suelo trepar con frecuencia, donde he cantado una canción a Marouane muerto hace un mes en el Cies de Zapadores. Se trataba de chico joven que murió en una celda de asilamiento después de que le pegarán una brutal paliza. Ha pasado un mes y pasará otro, y otro, y hasta ahora nadie se ha hecho responsable. Y seamos sinceros, a la mayoría de la sociedad le importa lo más mínimo. El director sigue en su puesto como los carceleros. Los jueces ni ven caso que investigar. Pocos hacen por cambiar este mundo tan torcido. Algunos de esos que quedan para intentarlo, como No a los Cies, han publicado su foto, y van contando su historia. Pero su historia no está desconectada de la mía y de la tuya. Una de esas fotos, me ha causado un gran impacto. Se ve a Marouane, un chico joven, fuerte, y atractivo, en lo mejor de su vida tumbado sobre un colchón, con ropa deportiva, mirando hacia arriba donde está la cámara. Da impresión ver sus ojos fijos y penetrantes a quien los mira, causa turbación, porque son los como un adolescente cualquiera que hace lo que cualquiera a su edad, escuchar música pensando en alguna chica. Se deduce que escucha música porque lleva en la foto unos cascos en los oídos, seguro que le gustaba la música, por el estilo de la ropa es fácil adivinar que el hip hop o el rap. Sin embargo , quien mira esos ojos de la fotografía los aparta , ese chico tan típico del mundo, está muerto. Ya no lleva ropa deportiva sino un sudario. Y me he dicho, ¡Dios mío! ¿ por qué no escribo una canción para él? Una canción triste, distópica, que recuerde lo que está pasando, tan difícil de creer. Uno se pregunta ¿ por qué esto? Y piensa en esa policía que lleva a cabo redadas contra inmigrantes, o los jueces que firman los encierros o las devoluciones, en los directores del Cies como el de Zapadores, y no se puede más que buscar una explicación en términos psicológicos sobre si son personas normales, o salvajes de la peor especie esta gente que produce estas atroces detenciones, sufrimientos, torturas y muertes. La explicación que me doy es que se trata de gente normal, típica, marionetas de la historia, que solo quieren su sueldo al fin de mes.
Hacen esto por que es su trabajo, su puto trabajo. Reciben ordenes y las cumplen, sin preocuparse de si alguien sufre o muere, son como los operarios que empaquetan cajas o los robots, SI hay que hacer fuerza para retener a un hombre contra su voluntad, la emplean, como un operario o un robot con una caja que no se cierra, y se chafa hasta que queda precintada. La muerte de Marouane, un fallo del sistema, como cuando la cinta transportadora se atasca, y joder, se caen todas las cajas y se rompen lo que lleven dentro. Esas cajas se tiran, y la maquinaría prosigue con su trabajo como si tal cosa. Si ha muerto Maruane es porque hay gente que se gana la vida así, en un Cies, y no van a renunciar a su empleo por su conciencia. Muchos policías, estoy seguro, que cogerían la porra y le empezarían a pegar con ella a sus superiores por todo lo que han pasado y han visto de ellos, antes que a inmigrantes o cuatro desgraciados roba gallinas. A nadie le gusta obedecer contra su conciencia , ni la injusticia que ejercen los poderosos contra los débiles. Ni a los policías.
-Pero el mundo es así, y si no estuviera yo estaría otro que haría lo mismo- dirá gente como el director del Cies.
Puede que le valga a algunos esa respuesta del director del Cies ,donde todo es culpa del sistema y sus ordenes, pero yo desde luego no dormiría por la noches, preferiría comer raíces y lechugas todos los días, como lo he hecho, antes que aceptar formar parte de esta maquinaría. Sin embargo, teniendo la conciencia más limpia que los jueces que firman las detenciones de inmigrantes, raperos y presos políticos, ( cumpliendo con la ley y el sistema dirán ellos, teniendo la conciencia más limpia que fiscales, policías, que cumplen con su deber de detener, apalizar y acusar, teniendo la conciencia más limpia que el director de Cies, que cumplía ordenes, no hay motivos para dudarlo) yo no duermo por las noches bien desde hace algún tiempo. Y esto me une a Marouane de nuevo. Imagino que encerrado y con un futuro quebrado no dormiría bien. Lo mismo me pasa a mí, que me enfrento a 4 años de presión por escribir unas sátiras que han retorcido como el cuerpo de un inmigrante de un Cies hasta elevar mis sátiras a delito de odio a niveles exponenciales con petición de penas de presión de asesinato, como el de Marouane. Hace unos día tuve un sueño donde ocurría una ejecución de una persona. Es muy desagradable soñar esto. En ese espantoso sueño, justo cuando clareaba el día, había una ejecución en una plaza donde una enorme horca presidía el centro. Presenciaba como ahorcaban en la plaza delante de una multitud que se agolpaba a ver el espectáculo a un joven. Este, tras unos segundos se suplicio, tartamudeando y sonándole los dientes como castañuelas explicaba a la gente que no había hecho nada, que de los delitos de los que se le acusaba , unos escritos y vídeos, eran solo sátiras , y que España era Europea y humanitaria, y no africana como aseguraba en sus escritos, sino un país democrático llena de gente culta y simpática donde se sentía orgullos de haber nacido entre millones de turistas y nativos sin trabajo. El verdugo, un famoso diputado del PP de Vall d´ Uixó, le ponía la cuerda moviendo la cabeza, mientras el joven condenado le suplicaba al verdugo que no lo hiciera ya que por las noches no dormiría bien por haber matado una persona.
A lo que le verdugo le respondía que tomaría somníferos.
Pedía clemencia a la multitud que gritaba exaltada:
Que le ahorquen, que le ahorquen.
Solo se escuchó una voz pidiendo que no lo ahorcaran. Era la de un viejo con plateada barba parecido a Valle Inclán:
Que le den garrote vil, no horca. España es un comedia bárbara, ¡ vivan los verdugos y nuestras cadenas ¡
Finalmente entre gritos de hurra del populacho por la ejecución consumada pendía de una cuerda como un muñeco inerte.
Yo todo esto lo contemplaba paralizado dentro de mi sueño.
Al despertarme angustiado y con ganas de vomitar, repasando este sueño un rato después y anotándolo en una libreta, ya que llevó la cuenta de los sueños dedicado a mi juicio, habiendo confeccionado una lista, tanto del día del sueño, como la hora, por ejemplo si es cerca del amanecer, y sobre el contenido. Los más frecuentes son los de un juicio estándar dentro de una sala. Una vez a la semana, de media, tengo sueños donde soy torturado por la policía. Casi siempre que tengo estos sueños, es cuando empieza a clarear, y los más duros, que siempre ocurren cuando cantan los gallos, hasta ahora solo tres en dos meses que llevó anotando mis sueños, terminan con ejecuciones. Volviendo al sueño del ahorcado, interpreté que era yo que el colgaba de la horca, porque aunque yo era un espectador en mi sueño, sentía que era yo el que moría, aunque no era mío aquel rostro. Una semana después, tras anotar el sueño donde era decapitado por un samurai en una plaza de Japón, recordé el sueño de la horca repasando fotos por istagram. Aparecía la noticia de Marouane, y me di cuenta de que era él el de mi sueño. Había adaptado su rostro en mi sueño debido a ver sus fotos por istagram. En el fondo, era lógico, ambos compartimos la represión de este sistema, el estar en situaciones de opresión y sometimiento, de torturas, y sufrir los secuestros del estado.
Entre él yo ha habido como una conexión que nos hermana en la vida y en la muerte.
Por eso necesitaba cantarle, y recordarlo en el árbol del ahorcado. Dentro de poco en este país solo habrán árboles recordando a los muertos. Primeros están siendo los inmigrantes, luego los raperos, los independentistas, los anarquistas, comunistas como casi no quedan nos los saltamos, pero si queda alguno, se entregara para salvar la cara al partido.
Venir a recordar amigos, en el árbol del ahorcado,
Junto al cadáver de la celda de Marouane, el inmigrante.
Un mes ha pasado ya ;
Un mes y otro más pasarán,
Un año y otro le sucederán.
Su pelo perderá primero,
Luego su rostro,
Tu le seguirás.
Venir a recordar
Junto al cadáver de la celda de Marouna el inmigrante.
Para que no sea un cadáver más de los Cies.
Angelillo de Uixó.