Sucedió ese día
mientras la tarde agonizaba
observe en aquellos espejos
los años decorando
mi cuerpo mojado.
Logré verme
como un almendro
fuerte en los inviernos
y de frondosa espesura.
Me detuve en mis ojos color miel
y reconocí entre todo ese campo verde
sueños innertes en mi pupila
como espigas doradas
estáticas e impolutas.
Como un terrón de azúcar
endurecido por el tiempo
inmutando lo dulce
de su existencia.
Recordé el hilo
que condujo mi vida
como un artista
con una gran paleta de colores
que pintaron arrugas, sonrisas y flores
lágrimas de salados y dulces sabores
en ocasiones dichas y sinsabores
en otras amor y felicidad de a montones.
Todo sucedió ese día
mientras la tarde agonizaba...
Claudia Viviana Molina
Buenos Aires, Argentina