Ese día tenía tantas preguntas en mi cabeza, no me sentía tranquilo, las cosas no venían tan bien en casa; pero intenaba ocultar mi dolor. Ese día reía pero sin estar feliz ni siquiera conmigo mismo, intentaba no pensar en nada, ni en lo lejos que estás tú que me haces bien. Pero ese día te vi y sí, qué bien que me haces al sonreír, aunque no sonrias por mí; es que llegaste hasta donde estaba talvez sin notar que estaba yo ahí, es que llegaste riendo y al verte, al escucharte olvidé todo por ese momento, dibujando una sonrisa en mí. Y no supe acercarme ni hablarte cuando es todo lo que quiero hacer, y no porque me pasa al no estar bien sino aún cuando deseo que estés conmigo en medio de las carcajadas. Y te escribo, queriendo saber cómo estás y queriendo decirte más; decir te quiero y te extraño, a cada rato; y te escribo en mis notas mil silencios y gritos que se esconden, los cuales esconden el deseo de estar contigo aún en la distacia que nos separa. Te escribo, imaginando esa sonrisa y esos bellos ojos que tanto amo ver, esa voz que anhelo escuchar como a tu reír tan loco hasta ponerte roja; extrañandote los fines de semana y sin saber acercarme de lunes a viernes cuando se corta la distancia pero sin saber qué hacer. Ese día amé verte otra vez, pero fue desde lejos; cada día sueño no estar lejos. Temo que hoy no quieras lo mismo...