Sin dirección, sin sentido deambulaba
con emociones dormidas, abstraido,
como brújula sin rumbo apuntaba
evadiendo inconciente las flechas de Cupido.
Perdido en los laberintos de la vida
mi espíritu caminaba
ignorando si la senda que andaba
era pendiente hacia abajo o empinada subida.
Y en el gélido invierno que vivía
el brillo hermoso de tus ojos iluminó mi existencia
dandole a mis fríos dias primavera
y sentido a mi incongruencia.
Mis dias grises
cubiertos por una nebulosa
tu presencia los hizo claros
y contigo aprendí a mirar lo hermoso de una rosa.
Me enseñaste que la vida
dia a dia te dá lo mejor de su huerto
y que el amor como guía
por el mar lleva la barca a buen puerto.
Hoy disfruto la suave brisa nocturna
y en el pétalo de una flor, el rocío de la mañana,
hoy mis manos están llenas de tí
y tu amor hace mi carga más liviana.