Esparcidas las cartas sobre blanco paño
comunicado de grafos que son luz.
Mujer dispersando sus pétalos sobre el agua
extrañas espadas flotan en el ambarino mar
para arrastrar pasiones en el carro de la noche.
Camino de vida un destino por andar
lluvia de estrellas en el Apocalipsis de la mente
en el lejano hombro donde reposará el guerrero.
Danza la luz entre ferviente espiga
mientras clamores de rocíos a grávidas lunas lloran
con un rescoldo de ternura entre rosa y nieve.
Alquimia en la mano que esparce el trigo
tenacidad en la antesala del saber
hilando abrazos en los proféticos telares
esperando en el umbral la retraída gota ardiente
el cauce de la misiva por donde se deslizan los dioses
oídos tenaces infinidad de voces por estrenar.
Xesca Almécija