Jorge Horacio Richino

PERDIDO

 

 

Cayó una lágrima

inundando la angustia

que dormía indolente

frente al abstracto presagio 

que comenzaba a asomar.

 

Fue como látigo sin piedad

que azota la piel desnuda

y la troza en jirones.

 

Como el mismo diluvio

que agitó la Tierra

o la borrasca en la remota montaña.

 

Secuestradas sonrisas

quedaron cautivas por siempre,

cuando el gesto y la mente

se tornaron adustos

en la búsqueda 

de un refugio inexistente.

 

Y una paz sin bandera

agitó para siempre

la fantasiosa estabilidad

que perdió el equilibrio

... mientras caía una lágrima

inundando su mundo.

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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