Es divina la mente del artista.
Creando su obra, él mismo se derrama
y se disipa, hasta que sólo exista
la infinita belleza que tanto ama;
que, rápidamente, toda la vista
recorre y forma un nuevo panorama.
¡El alma se estremece conmovida
por el sagrado fuego consumida!
Lentamente, las palabras florecen,
los colores cantan y los sonidos
vuelan al rededor cuando oscurece.
¡Todo enamora mis bellos sentidos!
¡Todos los amores que me estremecen
vienen de corazones conmovidos!
¡El alma se estremece conmovida
por el sagrado fuego consumida!